No bailamos porque estemos contentas. No cantamos de alegría. Bailamos y cantamos porque necesitamos expresar tanta pena tanta rabia tanto deseo de cambio. Porque confiamos en lo que sentimos. Porque sentimos que de esta manera, lo que expresamos puede llegar más lejos. Porque hace falta lanzar la mentira y la deshumanización contra las cuerdas y estamos convencidas de que la cultura nos arrejunta y por tanto, puede ser el primer paso para conseguirlo.
No bailamos porque estemos contentas, no cantamos de alegría; bailamos y cantamos porque el baile y el cante nos anima a seguir imaginando como irrumpir en el presente horrible de muerte y destrucción en Palestina. En el presente asqueroso de complicidad y silencio en el resto del mundo.
Muchas gracias a todas las personas que habéis tejido este hermoso y combativo tapiz con hilos de Palestina y Andalucía. A quienes habéis hecho posible este estampado de lunares y tramas de kufiya. A todas las que habéis participado en este trabajo con vuestros movimientos, vuestras voces, vuestras notas. Con vuestras palabras, vuestras cámaras, vuestras herramientas. Vuestro sudor, vuestra ilusión, vuestro tiempo. En tiempos oscuros, donde muchas personas eligen el silencio cómplice y colaboran con quienes siembran destrucción, vosotras desafiáis la opresión y tejéis un futuro donde la humanidad prevalece, donde las culturas se entrelazan y donde la justicia florece.